En 2025, la tasa de desocupación de oficinas en La Défense, París, se mantuvo por encima del 15%, aunque algunas estimaciones la ubican en torno al 19%. Es un dato especialmente delicado para un distrito que concentra unos 4 millones de m² de oficinas, las cuales representan entre el 85 y el 90 % de su superficie construida. En otras palabras: si se vacían las oficinas, no queda nadie.
La Défense fue proyectada a fines de los años cincuenta como un nuevo y moderno centro de negocios, fuertemente influenciado por las ideas del Movimiento Moderno —separación funcional, especialización de usos y circulación en distintos niveles— y por la estética emergente de los centros de negocios norteamericanos, con torres prismáticas y fachadas vidriadas.
Paradójicamente, incluso en una ciudad como París, La Défense terminó replicando las problemáticas de los CBD estadounidenses, que están en una situación similar. En estos casos pesa un modelo urbano que favoreció la suburbanización y generó grandes distancias respecto de los usos residenciales.
En ese sentido, la residencialización aparece hoy como una de las principales estrategias para reactivar el distrito. El objetivo es reducir la proporción de oficinas al 70 % en la próxima década. Otra línea de acción busca promover la reconversión y modernización de edificios, para adecuarlos a las nuevas necesidades de las empresas.
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